El coronavirus llegó para cambiar muchas cosas: no sólo la forma en que las personas se relacionan, o la forma en que cada quien cuida de su salud. La pandemia hoy le ha mostrado a la humanidad que puede ver el lado positivo y aprender mucho con ella, incluso en el terreno de las finanzas personales:
Cuidar el presupuesto. Ahora más que otras veces las personas entienden la idea de cuidar cada peso que llega a su cartera. El coronavirus mostró que es posible maximizar el presupuesto de la despensa, por ejemplo, para hacer compras más inteligentes y que rindan más.
Los pequeños gustos son indispensables. El coronavirus también ha enseñado al mundo que no está mal invertir un poco de su dinero y esfuerzo en un panqué de plátano, un café dalgona, unas plantas o un tratamiento de cuidado para la piel. Invertir en lo que brinda felicidad es indispensable para no sentir (con y sin pandemia) que sólo se trabaja para sobrevivir.
Es posible divertirse en casa. Una gran lección que, aunque se ha aprendido a regañadientes, demuestra que se puede tener el mejor fin de semana, la mejor fiesta o el mejor cumpleaños sin salir de casa y sin gastar en exceso. Unas películas, unas palomitas, comida, postres o bebidas preparados en casa; pequeños picnics, una reunión a través de Zoom, e incluso salir al balcón a cantar han marcado la diferencia en la vida y en la salud financiera.
Tiempos difíciles = innovación = dinero. A muchas personas el coronavirus también les enseñó que sus negocios pueden dar la vuelta a las situaciones más inverosímiles y es posible innovar. Con ello, algunos han sobrevivido, se han adaptado y han aumentado sus ganancias. La lección es sencilla: no se necesita tener un negocio, pues la innovación en cualquier ámbito siempre tendrá buenos resultados y estimulará la economía.
La banca en línea es una aliada. El coronavirus recordó a los cuentahabientes que las transacciones en línea son más fáciles y menos riesgosas (en cualquier sentido). La banca en línea y, en general, las apps para mantenerse al tanto con las finanzas personales, como Fintonic, son ideales para mejorar las finanzas al evitar pagos atrasados, al ganar más tiempo y al no arriesgar la seguridad y la salud. También, el coronavirus demostró que no son engorrosas como parecían.
Renegociar deudas. La opción de renegociar los pagos pendientes siempre ha estado disponible pero, una vez más, el coronavirus mostró que ante las dificultades los bancos están dispuestos a escuchar y negociar no es una idea loca. Las finanzas personales agradecerán este gesto.
Compras en línea. La pandemia de Covid-19 también mostró a algunas personas que el e-commerce es una excelente opción para no perder tiempo y no gastar de forma innecesaria. Asimismo, enseñó que cada vez hay más opciones para comprar en línea, comparar precios y, en consecuencia, ahorrar.
Tiempo es dinero. Ahora que en las redes sociales reina la pregunta sobre qué hacer con el tiempo extra, una respuesta franca es invertir en él. Estudiar una carrera, o actualizarse con ciertos conocimientos y habilidades, preparará a quien lo haga para enfrentar la economía post-coronavirus. El tiempo que se ocupa hoy en prepararse es el dinero que se tendrá mañana.
Fondo de emergencia. Con el coronavirus, las personas han aprendido a repartir lo que entra a su cuenta: una parte para el presupuesto familiar, otra para los pequeños gustos y, por supuesto, una más para el fondo de emergencias: fundamental para no vivir con preocupaciones ante cualquier contingencia.
Ningún empleo es seguro. Antes de la pandemia, muchos consideraban que tenían un trabajo seguro. Lamentablemente, el coronavirus demostró lo contrario. Es importante, por ello, mantener un fondo para emergencias y diversificar las fuentes de ingreso. La salud financiera depende mucho de estos dos factores.
Objetivos financieros. “¿Qué harás cuando termine la cuarentena?” es otra pregunta que ronda por las redes sociales. Viajar, mudarse o incluso tatuarse son objetivos que requieren dinero. Hoy y cuando termine la cuarentena es importante ponerle nombre y fecha a los deseos para convertirlos en objetivos financieros y hacer más fácil el ahorro.